La atención requiere dos procesos internos, el que se encarga de la recepción y procesamiento y el que expresa lo "atendido". Las personas con Défocit de atención muestran baja capacidad para incorporar las sensaciones externas y/o para procesarlas internamente a nivel cognitivo y demostrarlo en la expresión verbal, escrita, corporal,...
Desde nuestra perspectiva la atención no "puede" mantenerse, o por inhabilidades fisiológicas, o por bloqueos emocionales, principalmente. Nuestros Programas de Estimulación y Desarrollo del Aprendizaje incrementan la capacidad de atención, atención visual, auditiva, corporal, volitiva,.... y permiten una reestructuración cerebral óptima para integrar los aprendizajes y expresarlos adecuadamente.
Un cerebro integrado y con buenas conexiones neuronales "puede" atender.
El “TDAH o Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad” es la pesadilla actual de muchos padres, madres y maestros/as. Pareciera que del 4% que hablaban las estadísticas hace no más de 5 años, hayamos pasado al menos al 15%, y de ellos encontramos un porcentaje muy alto que están siendo medicados para resolver su problemática, principalmente por las “problemas” que causan en las aulas y en la vida cotidiana en casa.
Es cierto que tenemos que confirmar un incremento en la sintomatología de déficit de atención con o sin hiperactividad en niños y niñas, también que estos síntomas aparecen cada vez a edades más tempranas, y que si bien se mantiene una cierta tendencia a más casos en varones, no es tan diferente su aparición hoy en día en niñas.
Lo que sí es diferente, es nuestra manera de ver el Déficit de Atención y la Hiperactividad, son signos, sí, y tienen su origen en el funcionamiento de nuestro cerebro, pero no lo vemos como un trastorno, sino como un bloqueo y falta de integración cerebral, como un desarrollo inmaduro motor y sensorial, como un sistema nervioso potencial pero sin desarrollo, lo vemos como una respuesta del niño o niña para poder “subsistir” a las necesidades y requerimientos de su entorno, como una adaptación natural que le permite sobrevivir en su mundo de sentidos y sentimientos.
Veamos con detalle el estado de su sistema nervioso, sus respuestas y adaptaciones y sus posibilidades.
El sistema vestibular es el que nos enseña a mantener constantemente el equilibrio y a regular nuestra postura. Todas las sensaciones pasan a través del mecanismo vestibular, por lo que todos los demás sentidos: lo que oímos, lo que vemos, lo que sentimos... se percibirán de una forma cómoda y tendrán significado solamente si el sistema vestibular funciona adecuadamente. Los niños con problemas para integrar la información sensorial, perciben de forma hiper o hipo los estímulos cotidianos, son hipersensibles o hiposensibles. Los estímulos vestibulares pueden resultar tranquilizantes o alarmantes. Un movimiento suave, un balanceo o un mecimiento, pueden provocar el sueño. Un estímulo más vigoroso como el de una montaña rusa puede tener un efecto de excitación.
El control postural, debería estar adquirido a partir de la integración de los reflejos primitivos, pero cuando esto no ocurre, su cerebro funciona dirigido por niveles inferiores del cerebro de reptil, sin control del cortex prefrontal, y por tanto sin control voluntario. Sus terminaciones nerviosas siguen circuitos cerrados, no voluntarios y por ello no pueden controlar su movimiento. De forma consciente y voluntaria pueden corregir su postura por un momento, pero si mantiene la atención en ese control motor, no podrán estar presentes para la comprensión en el aula, lo que sucede en casos de niños muy responsables y voluntariosos, que “no dan guerra” en clase, pero que parecen estar ausentes de ella.
Las personas necesitamos adquirir control motor para que nuestros movimientos sean voluntarios, movimientos intencionales, que antes de ejecutarlos de forma motora se han de representar mentalmente. Para su ejecución se requiere la coordinación de varios músculos, a fin de alcanzar el objetivo propuesto. Su control depende de la corteza cerebral pero a base de repetirlos muchas veces se automatizan y no requieren representación para ejecutarlos, precisan poca atención y poca energía. Los niños y niñas con Déficit de Atención no consiguen moverse de forma voluntaria y bloquean su movimiento motor y su atención, tanto sensorial como cognitiva porque no pueden pensar y mantenerse quietos al mismo tiempo.
El sistema vestibular requiere movimiento nervioso para funcionar e integrar las percepciones sensoriales. En el caso de un déficit acusado de atención es posible que estemos ante un niño o niña hiposensible para quien los estímulos sensoriales no tienen suficiente significación, o por el contrario con un hipersensible que ha bloqueado sus percepciones para no sentirse abrumado por ellas, pues no es capaz de distinguir, filtrar y percibir cuales son más importantes y relevantes para sus aprendizajes.
En muchos de estos casos de déficit de atención, se acompañan dificultades importantes en las habilidades visuales en todo lo referente al trabajo de cerca y en su relación con el espacio.
Curiosamente en ambos casos, el tratamiento médico habitual es una medicación que resulta ser un estimulante del sistema nervioso central que produce en su cerebro de forma artificial mayores y mejores conexiones... pero de forma tan artificial que no "curan" sino que crean dependencia continua.
Un mirada amplia y positiva de estos “déficit” nos permite abordar el trabajo con padres, madre e hijos/as de una forma más definitiva, amable, sencilla e integradora.