Estimulación Temprana
El desarrollo del niño/a en sus primeros años de vida
En los primeros años de vida, se producen los más grandes aprendizajes para un ser humano, por eso, en "Preparados para aprender" realizamos
cursos y talleres para madres, madres, tutores, abuelos, maestros,... que les permitan conocer en profundidad cómo preparar a los niños y niñas en sus primeros años para que los aprendizajes escolares y sociales posteriores se produzcan con más posibilidad, más motivación y mejores métodos.
Si conocemos con más precisión el desarrollo fisiológico y emocional de los niños y niñas, podremos acompañarlos con criterio y amor en sus primeros aprendizajes desde el momento del parto. En sus primeros días y horas, los bebés se enfrentan al reto de la supervivencia sin más recursos que sus reflejos primitivos y el llanto. La conquista de la gravedad y el movimiento va a permitir el desarrollo de las redes entre neuronas y la mielinización de las mismas, que permitirán el funcionamiento, ajuste, adecuación y conexiones del Sistema Nervioso Central. Las conexiones se realizan desde las áreas inferiores -cerebelo- hacia el sistema límbico y finalmente a la neocorteza. Por eso el recién nacido sigue respuestas involuntarias y reflejas del cerebelo, reacciona a la estimulación con movimientos que siguen una secuencia automática que le permite comenzar a aprender,… aprender a moverse tras un objeto, a mirar, a escuchar… e ir dando sentido a ese mundo sensorial.
Cuando el proceso de mielinización alcanza las áreas de la neocorteza, los niños pueden realizar sus primeros actos voluntarios según su objeto de atención.
El aprendizaje surge cuando las conexiones neuronales, una tras otra, fortalecen rutas y esquemas de conducta que tiene “éxito”. Cuando un bebé quiere alcanzar un juguete, al principio mueve todo su cuerpo hacia él, poco a poco independiza el movimiento de las diferentes partes de su cuerpo, va aprendiendo de sus logros y de sus “fracasos”, entonces inicia el movimiento de forma más precisa, paso a paso, uniendo habilidades oculo-manuales, motrices, de equilibrio, etc… Tras unos cuantos intentos, el camino pasará de ser aleatorio y casual, a ser intencionado y voluntario mediante una “fuerte” conexión neuronal, las dendritas serán más, y el aumento de la mielinización favorecerá los aprendizajes. En ese momento la “vía” está ya formada, y la habilidad pasará de ser aprendida a ser automática. En un ejemplo cercano, algo que para nosotros es tan fácil y cotidiano como leer o conducir fue, en su momento, algo complicado.
Los movimientos iniciales del bebé parecen descoordinados y azarosos, pero en realidad siguen unas pautas “naturales”, primitivas, que guían su evolución y le permiten aprender a voltearse, gatear, caminar y correr.
El aprendizaje en el ser humano se inicia a partir de las experiencias sensorio-motores con su entorno: ruidos, silencios, música, canciones, luces, oscuridad, colores,…. Se van organizando en su cerebro. Su audición y su visión se ponen en marcha, amplían su funcionalidad e “imponen” sus informaciones a las que adquiría desde el nacimiento a través del olfato y el gusto, sentidos que facilitan el reconocimiento del entorno “familiar” y que disminuyen en intensidad a medida que avanza su exploración por el entorno y su desarrollo motor.
Paso a paso, los desafíos motores le permiten iniciar el desarrollo del lenguaje. Los movimientos de la boca, la lengua y sus descubrimientos se convierten en sonidos audibles, fonemas repetidos inicialmente sin sentido, y después nombrando los objetos de su entorno.
El primer medio de comunicación del niño es el propio cuerpo y los primeros sonidos y balbuceos. Sobre el año y medio / dos años el niño/a empieza a comunicarse por medio del lenguaje oral. Y empieza a manifestar su capacidad de pensar, como actividad de elaborar ideas sobre los tres años. Todas sus necesidades, posibilidades de comunicación y conceptualización y pensamiento se irán desarrollando y expresando a través del lenguaje.
Piaget y Steiner consideran que se produce una secuencia de desarrollo que se inicia cuando el niño/a camina y continúa a través del lenguaje que le permite desarrollar las capacidades asociadas al pensamiento.